Hace 80 años, en la ciudad portuaria de Liverpool, nacía un niño de regordete, hijo de una familia trabajadora. Nada hacía imaginar que se trataba de un genio. Como Steve Jobs o Bill Gates, Paul McCartney es una de esa personas que influyó más y mejor en los acontecimientos de los últimos 60 años. Casi nada de lo que pasó en la cultura popular desde principios de los años ’60, cuando se consagró junto a The Beatles, se mantuvo ajena a la existencia de los Fab Four y su música.
Su papá Jim era un vendedor de algodón y músico de jazz aficionado y su madre Mary era enfermera y murió prematuramente, cuando su primogénito tenía sólo 14 años. Paul, desde pequeño, se sintió atraído por la música. Aprendió a tocar el piano y, aunque su papá le ofreció estudiar, a Paul lo entusiasmaba la idea de tocar de oído.
Como le gustaba cantar, se acercó al coro de la Catedral de Liverpool pero fue rechazado, porque consideraron que no cantaba lo suficientemente bien para sumarse al grupo. Jim McCartney, viendo el interés de su hijo por la música, le regaló una trompeta pero Paul la cambió por una guitarra acústica. Como no lograba tocar con la mano derecha, pensó que iba no lograría dominar el instrumento pero descubrió una foto de Slim Whitman, un músico norteamericano de country, que tocaba como zurdo. Entonces decidió invertir las cuerdas y logró colgarse la guitarra al hombro.
Cuanto tenía 15 años fue a un concierto de The Quarrymen, un grupo de Liverpool que tocaba rock y skiffle. El 15 de julio de 1957 conoció a John Lennon, quién pronto le propuso incorporarse a la banda, a cargo de la guitarra rítmica. Con John rápido trabaron amistad, tanta que Paul sumó a The Quarrymen a un guitarrista más joven, llamado George Harrison. Paul y George se habían conocido en el colectivo, camino al colegio y notó se habilidad con el instrumento. La banda se completó con Stu Sutcliffe, otro estudiante de arte de la escuela, que tocaba el bajo. De a poco, comenzaron a tocar en algunos clubes de Liverpool pero tiempo después lograron un contrato para tocar en Hamburgo, que tenía por entonces una fuerte oferta rockera.
Cuando viajaron, era un quinteto, ya que se había incorporado a Pete Best como baterista. Juntos, aprovecharon los meses en Hamburgo para ganar horas en el escenario, ya que tocaban a diario durante varias horas. En ese tiempo de convivencia, se fortaleció la amistad y el vínculo artístico. Además, tuvieron tiempo para elegir un nombre que los identifique como banda: todo había comenzado con Johnny and the Moondogs, en algún momento fueron The Silver Beetles pero lo modificaron y se convirtieron en The Beatles, a secas. Así llegaron a los estudios para sus primeras grabaciones y quedar en la historia de la música.
Claro, antes de las primeras grabaciones oficiales el bajista Stu decidió dejar la banda. Se había enamorado de la fotógrafa alemana Astrid Kirchherr y Paul ocupa su lugar y se hace cargo del bajo de The Beatles. Se incorporan al “team beatle” Brian Epstein, quién se convierte en su representante y en el hombre que los lleva a la fama, George Martin, el productor de toda la discografía de la banda a quién se considera el “quinto beatle” por su enorme influencia en el sonido de los Cuatro de Liverpool, y, por supuesto, Ringo Starr. El baterista se incorporó en reemplazo de Pete Best.
Con la formación definitiva: John, Paul, George y Ringo, graban Love Me Do, logran meterse por primera vez en el ranking británico y unos meses después son los protagonistas de un fenómeno inédito: nacía la Beatlemanía.
Fotos de Harry Benson, quien acompañó a la banda en giras y tomó algunos de los retratos más emblemáticos del grupo.
