Mendoza será sede de la Segunda Conferencia de Turismo Enológico
Los dos últimos días de setiembre, Mendoza será un gran espacio cosmopolita, cuando desembarquen referentes de 50 países que representan al turismo del vino a escala mundial. La decisión de que esta provincia argentina sea sede de la Segunda Conferencia del Turismo Enológico el 29 y 30 de setiembre fue tomada durante el primer encuentro realizado en Georgia, “cuna del vino”.
Mendoza es vino y turismo. Es protagonista en la industria vitivinícola a escala nacional. Concentra el 50% de la producción de uva, casi el 70% en la elaboración del vino y más del 30% en mosto. También reúne a la mayoría –más del 70%– de las bodegas de Argentina. Desde 2005, es una de las diez grandes capitales del Mundo del Vino, ya que forma parte de la selecta Red Global de las Great Wine Capitals.
Tiene 35.759 plazas turísticas disponibles, distribuidas en 13.067 habitaciones de 868 establecimientos de alojamiento para el visitante. La oferta de alojamientos se ha incrementado en 6 años, 2010- 2016, cerca de 20% en cantidad de establecimientos, casi 40% en cantidad de habitaciones y 31,5% en la cantidad de plazas.
Hoy arriban 180 vuelos semanales con un tránsito de más 1,5 millones de pasajeros al año. Hay 150 bodegas abiertas a los visitantes y hace 17 años que se realiza el festival Música Clásica por los Caminos del Vino, mientras que el Rally de las Bodegas lleva 15 ediciones.
Estas fueron algunas de las fundamentaciones planteadas por el Gobernador Cornejo para atraer el encuentro a Mendoza. Fue en la otra punta del planeta, en el país de viñedos antiquísimos. Situado sobre el Mar Negro, Georgia pertenece al viejo mundo del vino y precisamente allí la Organización Mundial del Turismo debía elegir el destino del nuevo mundo para el próximo encuentro global.
Por eso, la provincia, que también fue sede del Mundial de Sommeliers y es uno de los principales destinos del país para turismo de reuniones y negocios, trabaja para recibir a referentes de más de 50 países.
La tarea se realiza junto con el Ministerio de Turismo de la Nación y el Ente Mendoza Turismo (Emetur). Colaboran en la organización Bodegas de Argentina, COVIAR, Fondo Vitivinícola, Cámara Argentina de Turismo, Mendoza Bureau, WofA, FEHGRA, Aehga, Amavyt, Cámara de Turismo de Mendoza y los municipios de la provincia.
El viejo y nuevo mundo del vino, juntos en Mendoza
El viejo y nuevo mundo del universo vitivinícola se encontrarán en la provincia de argentina de Mendoza.
Por la producción y no por el consumo, el mundo vitivinícola se divide en viejo y nuevo mundo. Con más de un milenio de historia en la elaboración del vino, el viejo (mundo) continúa liderando la plantación y la producción a escala global.
El más antiguo posee una imagen más afianzada en el consumidor al que sólo basta con pronunciar una zona como Champagne, Bordeaux o Rioja y se sabe de qué se habla. Constituido por países Bálticos, Grecia, Macedonia y, obviamente, Italia, Francia y España, su vitivinicultura hace eje en productores y regiones como Condrieu, Chablis o Chianti y si bien cada uno puede ser un vino varietal o blend, no consideran necesario destacarlo al vender o de etiquetar sus vinos.
El nuevo mundo hace eje en varietales, como es el caso del syrah o shiraz y Australia, sauvignon blanc y Nueva Zelanda o malbec y Argentina. Integrado por Estados Unidos, Canadá, Chile, Uruguay, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y Argentina, entre otros, el nuevo mundo son los países adonde llegó la vid a través de conquistadores cientos de años atrás o de la mano de las últimas olas de inmigrantes en la última centuria.
El nuevo mundo está avanzando hacia un mix entre varietal y región, que ayudarán a hablar de malbec del Valle de Uco o de Luján de Cuyo en vez de sólo referirse a la cepa. La ventaja que tenemos es que resulta fácil relacionar ambos conceptos –región y varietal– sobre todo para el nuevo consumidor internacional, que comienza a acercarse al vino, a comprender y a disfrutar. La tecnología y la comunicación conectan con más facilidad y de forma más didáctica al producto con el consumidor, sin importar la distancia geográfica entre ambos.
María Laura Ortiz, sommelier mendocina que ha desplegado una carrera internacional, indica también que el panorama se completa con otros varietales que acompañan al malbec, como el cabernet franc y el cabernet sauvignon, mientras se encamina el posicionamiento en blends de cepas blancas y tintas. Aunque lo más importante que se está haciendo es lograr la protección de las zonas a través de las Indicaciones Geográficas (IG) con el reconocimiento de los terroirs y micro-terroirs. Como especialista, ella arriesga un escenario futuro: “Este mix de estrategias hace pensar que, en 50 o 100 años, el consumidor pida un vino de una región específica de Argentina o de Mendoza sin necesidad de referirse a un varietal”.
“Lo que nuestra provincia ha crecido en los últimos 20 años en enoturismo es enorme y la buena noticia es que aún hay mucho margen para crecer, mejorar y posicionarse en la cabeza del consumidor”, recalca también. “El nuevo mundo aún tiene mucho por recorrer y, en ese contexto, Argentina tiene oportunidades al ser un país nuevo, multicultural, con grandes paisajes y atractivos turísticos ‘maridados’ con los grandes vinos. Pero quizás, el secreto de todo esté en que el vino es un alimento más en la mesa. Tiene la virtud de poder transportar al consumidor al lugar donde nació el vino, comunicar parte de su cultura y hasta lograr que imagine los paisajes que lo rodearon”, sintetiza Ortiz.
Fuente: Prensa Mendoza