Un pueblo argentino fue elegido entre los más lindos del mundo

La Carolina es el pueblo de San Luis elegido por la OMT. Ubicado en las sierras centrales puntanas, recibió el reconocimiento Best Tourism Villages” durante la asamblea de la OMT que se desarrolla en Uzbekistán.

 

Cada año, la Organización Mundial del Turismo (OMT) elige cuáles son los pueblos más lindos del mundo y da a conocer el listado de los distinguidos. En esta oportunidad, en los “Best Tourism Villages 2023” fue elegido un pueblo argentino. Se trata de La Carolinauna localidad ubicada en el corazón de las Sierras Centrales de San Luis, donde por estas horas están festejando el reconocimiento “Best Tourism Villages” a los pueblos turísticos más lindos del mundo. La distinción se dio en el marco de la Asamblea Ordinaria de la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas (UNWTO, por sus siglas en inglés) que se desarrolla estos días en Uzbekistán. Otros pueblos argentinos que participaron en esta edición fueron Gaiman (Chubut), Laguna Blanca (Catamarca), Los Antiguos (Santa Cruz), Tolhuin (Tierra del Fuego), Villa Traful (Neuquén) y Yavi (Jujuy).

 

Qué se tuvo en cuenta

Además de la belleza de los paisajes, este reconocimiento se otorga evaluando el compromiso del lugar y su gente con los recursos culturales y naturales, la sostenibilidad y el desarrollo turístico.

A través de la gestión y postulación de la Secretaría de Turismo de la Provincia y el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, La Carolina participó en esta iniciativa de la UNWTO.

 

La Carolina tiene callecitas en piedra entre los cerros. Foto Secretaria de Turismo de San Luis
La Carolina tiene callecitas en piedra entre los cerros. Foto Secretaria de Turismo de San Luis

 

“Best Tourism Villages” reconoce a los pueblos que constituyen ejemplos notables de destinos de turismo rural con valores culturales y naturales reconocidos que preservan y promueven los valores, productos y estilos de vida rurales y comunitarios. También reconoce a los pueblos que fomentan el turismo como uno de los motores del desarrollo real y el bienestar de las comunidades, un compromiso con la sostenibilidad en todos sus aspectos: económico, social y ambiental. Las localidades deben tener baja densidad demográfica (hasta 15 mil habitantes), estar situados en un paisaje natural y/o cultural característico y compartir valores y estilos de vida propios de la región puestos en valor turístico, entre otros factores que hagan al desarrollo del turismo.

Un antes y un después para La Carolina

El secretario de Turismo de San Luis, Luis “Piri” Macagno destacó que es un gran orgullo para la provincia y para La Carolina, “es la distinción más importante que se otorga a un destino a nivel global, se trabajó mucho en la presentación, confiábamos en que La Carolina iba a tener una posición destacada pero nunca esta nivel de reconocimiento por parte de la OMT, hoy es un antes y un después para el turismo de San Luis”. La Carolina tiene arquitectura colonial en un entorno natural único, con “calles empedradas con la historia de Argentina y América a flor de piel”, describió Macagno acerca de este pueblo de altura.

 

Se pueden visitar las minas en La Carolina para recordar la fiebre del oro. Foto Secretaria de Turismo de San Luis
Se puede visitar las minas, recuerdo de la fiebre del oro. Foto Secretaria de Turismo de San Luis

Según explicó, “fue el epicentro de la fiebre del oro en el país durante los siglos XVIII y XIX, primero con los españoles y luego con los ingleses, quienes agotaron los recursos de sus montañas dejando un pasivo ambiental en la región”.

El secretario de Turismo remarcó que, “de la mano del turismo sustentable, rescatando y poniendo en valor su maravillosa historia, La Carolina supo crecer y generar desarrollo y oportunidades para su gente. Hoy la cultura minera atraviesa todo el lugar, desde minas abandonadas que se pueden visitar, hasta buscar oro de manera artesanal en el río Amarillo, con los pirqueros que siguen construyendo casa en piedra y pircas por toda la zona”.

 

La fiebre del oro

La historia de La Carolina se remonta a 1785, cuando don Tomás Lucero encontró oro en aquel poblado perdido entre los cerros. En 1792, para evitar una mayor oleada de aventureros en busca del preciado metal, el entonces gobernador Marqués de Sobremonte intervino las minas y bautizó el lugar como “La Carolina” en honor al rey Carlos III.

Desde entonces, socavones, excavaciones y respiraderos conviven en aquel paisaje, transformados por el paso del tiempo y las vertientes, que dejaron estalactitas a lo largo del camino hacia las profundidades.

El paseo por el interior de las minas se puede realizar todo el año y se organizan excursiones en las que se provee de la vestimenta adecuada, con cascos con linterna y botas de goma. Allí se pueden ver antiguos instrumentos de trabajo, formaciones internas del cerro, respiraderos y fallas geológicas, en un paseo imperdible de 400 metros hacia el centro mismo de la montaña.

 

En La Carolina, los ríos Amarillo y Las Invernadas se unen en el río Grande. Secretaria de Turismo de San Luis
En La Carolina, los ríos Amarillo y Las Invernadas se unen en el río Grande. Foto Secretaria de Turismo de San Luis

En la actualidad, el pueblo de La Carolina es una larga callecita rodeada de casas de piedra que conservan el estilo colonial y la nostalgia de haber sido cuna de los buscadores de oro, una fiebre que solo dejó bocaminas, excavaciones y viejas historias de mineros.

Convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la provincia de San Luis, el lugar atrae ahora no solo con expediciones al interior de las minas, sino con visitas a la Iglesia de Piedra, museos y yacimientos.

Poesía y yacimientos arqueológicos

Reconstruido a partir de la Casa histórica donde nació Juan Crisóstomo Lafinur, el Museo de la Poesía Manuscrita se yergue en lo alto de una quebrada, donde se exponen en sus salas fragmentos originales de prestigiosos autores de todo el mundo.

Más de 1700 manuscritos y 900 obras poéticas se exhiben en esta singular biblioteca, y se puede ver la construcción original de la casa de Lafinur, tío abuelo del gran escritor Jorge Luis Borges.

Imperdibles: los yacimientos arqueológicos de más de 8.000 años de antigüedad, como la gruta de Intihuasi y las pinturas rupestres de Casa de Piedra Pintada.

Además, se destaca la gastronomía con sabores típicos en este pueblo de poco más de 300 habitantes, recostado al pie del Cerro Tomolasta, a una altura de más 1600 metros y en el centro de las sierras de San Luis. En forma de cuña, recorren el lugar el río Amarillo y el río Las Invernadas, que se unen formando el río Grande y le dan al pueblo su semblanza dorada característica.

 

 

Fuente: Clarín

 

 

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.