“Cuando los perros nos miran a los ojos liberamos oxitocina, la hormona del apego”, explicó una especialista

La veterinaria y dueña del Centro de Oncología Veterinaria en Tandil, Laura Denzoin, se refirió en el día del animal al vínculo tan especial que se genera entre las mascotas y sus familias humanas. Habló de las evidencias científicas que avalan que son como “hijos”. Lo esencial de su compañía, sobre todo en medio del encierro por la pandemia.

Los animales de compañía son parte de la familia y, aunque no desde siempre se los ha admitido como tal, esa preponderancia en el núcleo del hogar se vuelve cada vez más perceptible. De hecho cada vez son incontables los estudios científicos que lo respaldan y explican el porqué de ese lazo tan fuerte.

Laura Denzoin, es médica veterinaria, doctora en ciencia animal y fundó el Centro de Oncología Veterinaria en Tandil, referente en la Provincia y el país. Además de ser también miembro fundador de la Asociación de Oncología Veterinaria, y dirigir diplomados en el tema y ejercer la docencia en distintas universidades del país y de Chile, confesó que una de las cosas que más disfruta es conocer sobre el vínculo de las mascotas y las personas.

Así es que estudia, lee y sabe de qué se trata esa relación de los animales y sus dueños, o familias humanas, donde hay mundo de similitudes y lazos de afectos comprobados por la ciencia, que explican el porqué de esa reciprocidad tan entrañable.

Ella aseguró que ese lazo afectivo hace que la persona libere oxiticina, la hormona relacionada con el placer, que es lo mismo que sucede con los hijos, por ejemplo. Además, está evidenciado que tener una mascota reduce el estrés y aumenta el nivel de endorfinas, responsables de la sensación de bienestar.

 

El reflejo del modelo parental

“La relación entre el perro y el dueño refleja la relación del vínculo entre esa personas y sus hijos”, sostuvo, explicando que hay un modelo parental que se replica del humano hacia su mascota, manifestando en la educación un carácter ya sea permisivo o autoritario, por ejemplo.

Denzoin percibe que el animal de compañía es un miembro de la familia y ocupa el lugar de hijo. Consideró que seguramente se trata de un concepto que para las generaciones más grandes, o que hace algunos años atrás, resultaba vergonzoso decirlo. En cambio, planteó que ahora está más naturalizado, porque “es lo que ocurre realmente”.

En este sentido, compartió una experiencia vivida en sus inicios como profesional. “Cuando recién me recibí vino un señor con una gatita, la puso en la camilla y dijo: ‘yo quiero a esta gata como a mis hijas’. En ese momento no lo pude entender”, contó.

Después de andar un camino y conocer justamente los avances de la ciencia que estudia el vínculo “mascota-hombre”, donde aseguró que hay innumerables publicaciones, con el tiempo pudo reflexionar que ese hombre le estaba diciendo “una gran verdad”, mostrando sus sentimientos que son, indefectiblemente, comunes en todos.

 

Denzoin Laura. Día Mundial de los Animales.
Denzoin Laura. Día Mundial de los Animales.

De lobo salvaje a perro doméstico

Según explicó, al humano le gusta el tipo de simetría de la cara que tiene el perro, con los ojos en la mitad de la cara, que se asemeja a la de los bebés. Eso pasa sobre todo en las razas que están de moda ahora, dijo ejemplificando, como el caso del Bulldog Francés.

Por su parte, el perro lo que ha hecho fue evolucionar al lado del hombre, entonces imitó esos movimientos y comportamientos típicos de los chicos.

En este aspecto, develó que hay un estudio que es muy importante, y particularmente le gustó mucho, donde a mamás que tienen una mascota se les hizo una tomografía computada funcional, capaz de ver los centros que se activan en el cerebro. Como estímulo le mostraban fotos de niños y perros, entre ellos los propios, advirtiendo que al percibir tanto a su hijo como a su animal se encendían los mismos centros emocionales.

“Después, claro, hay una cuestión de especie que permite distinguir quién es quién, pero el sentimiento sin dudas que es el mismo”, señaló.

Destacó como fundamental algo que cualquier persona que tiene un can en su familia lo puede comprender: “te mira a los ojos”. Cuando eso pasa, genera cambios fisiológicos en el humano que el animal percibe, porque explicó que está buscando justamente la liberación de oxitocina, la llamada hormona de la felicidad o del apego, que de hecho es la misma que se secreta al nacimiento de un hijo.

“Son estudios hechos por la ciencia para poder explicar este vínculo tan especial, de ese lobo salvaje que se acerca al humano en busca de comida, se empieza a animar y se transforma en el perro doméstico”, sintetizó. Dio a conocer que científicamente a esos cambios fisiológicos y anatómicos se lo denomina como el síndrome de domesticación.

En estas mutaciones del animal, lo más notable está en los músculos de la cara, en cómo gesticula, que definitivamente es lo que a las personas también les termina generando mayor atracción.

Los animales de compañía son parte de la familia y, aunque no desde siempre se los ha admitido como tal, esa preponderancia en el núcleo del hogar se vuelve cada vez más perceptible. De hecho cada vez son incontables los estudios científicos que lo respaldan y explican el porqué de ese lazo tan fuerte.

Laura Denzoin, es médica veterinaria, doctora en ciencia animal y fundó el Centro de Oncología Veterinaria en Tandil, referente en la Provincia y el país. Además de ser también miembro fundador de la Asociación de Oncología Veterinaria, y dirigir diplomados en el tema y ejercer la docencia en distintas universidades del país y de Chile, confesó que una de las cosas que más disfruta es conocer sobre el vínculo de las mascotas y las personas.

Así es que estudia, lee y sabe de qué se trata esa relación de los animales y sus dueños, o familias humanas, donde hay mundo de similitudes y lazos de afectos comprobados por la ciencia, que explican el porqué de esa reciprocidad tan entrañable.

Ella aseguró que ese lazo afectivo hace que la persona libere oxiticina, la hormona relacionada con el placer, que es lo mismo que sucede con los hijos, por ejemplo. Además, está evidenciado que tener una mascota reduce el estrés y aumenta el nivel de endorfinas, responsables de la sensación de bienestar.

Fuente: El Eco.

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