“Estoy agotado”. “No doy más”. “No hice nada raro, pero siento que no tengo más energía”. Estas simples frases pueden escucharse, en más de una oportunidad, entre amigos o, bien, en los ámbitos laborales. Cada una siempre está acompañada de una aclaración que detalla cuáles fueron las tareas que se realizaron durante los días previos. Sin embargo, esta sensación puede ser más que eso, ya que existe 5 simples hábitos que pueden drenar la energía. Cuáles son y cómo enfrentarlos.
Antes de analizar cualquier aspecto de nuestra vida diaria, la consulta médica es esencial. Más allá de que se realicen estas actividades, el cansancio sin razón puede estar vinculado a alguna dolencia o enfermedad. Despejada esa duda, el siguiente paso puede ser evaluar qué tipo de dieta se lleva adelante, cuántas horas descansamos y si enfrentamos algún exceso que pasamos por alto. Tras saldar todos estos interrogantes, prestar atención a estos hábitos puede ser clave.
Para detectar estos comportamientos, Huffington Post dialogó con la psicóloga Uma Naidoo; la neuróloga Rana Mafee; el psiquiatra Tyson Lippe, del Heading Health en Austin (Texas); y la también psiquiatra y directora médica regional de Community Psychiatry y MindPath Care Centers en California, Leela R. Magavi.
1. Adicto a la TV
Es normal pensar que, para poder desconectarnos de la vida diaria, la televisión es la respuesta. Ya sean series, películas, noticias o algún evento deportivo, la pantalla chica puede relajarnos. Sin embargo, los expertos advierten que, lejos de esta creencia, puede ser un factor de cansancio mental. “Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas. Esto puede recordarnos experiencias dolorosas de nuestra vida y puede provocar muchas emociones juntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente”, explicó la doctora Magavi.
“Cuando miras muchos de estos programas, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie y esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta”, agregó la experta.
Cómo enfrentarlo: la doctora Magavi recomendó, después de ver estos programas, “leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (poner tus pensamientos y sentimientos en papel para entenderlos mejor), o hablando con un amigo o familiar para permitir que las emociones salgan y no consuman energía. Incluso, se puede hacer un chequeo mental para detectar cuál fue la emoción que surgió”.
2. Término medio
Según los expertos, alcanzar un término medio entre la planificación en exceso y el desorden es la clave. Cuando se trabaja en un entorno desordenado la distracción aumenta. Con lo cual, se tarda más tiempo en completar las tareas. La consecuencia directa es una mayor necesidad de concentración y una dosis extra de energía para concretarlas.
Por el contrario, cuando hay demasiada planificación no hay flexibilidad y a las actividades diarias se suma la ansiedad por cumplirlas tal cual se pautó. Pero eso no es todo, ya que esto puede afectar de forma negativa la memoria del trabajo y el tiempo de entendimiento de estar tareas. “La planificación en exceso puede obligarte a vivir en el futuro en lugar del presente”, resaltó Lippe.
Cómo enfrentarlo: poder contar con un entorno estructurado y planificado, que permita detectar todo aquello que se necesita es la respuesta. “Aconsejo pasar entre 10 y 15 minutos, todos los días, ordenando su área de trabajo. Además, se puede escuchar música relajante mientras se realiza”, señaló Magavi. En tanto, para evitar planear en exceso se pueden establecer pautas con plazos cortos (fechas de reuniones o citas, por ejemplo) que dejen lugar, además, a momentos de esparcimiento. En palabras de los expertos, es necesario alcanzar un término medio entre ambos comportamientos.
3. Pequeñas tareas
Algunas de las actividades que realizamos a diario podrían ser catalogadas como “pequeñas tareas”. Esto puede ser desde responder un mail, pasando por arreglar algo en el hogar y hasta concretar pedidos importantes, como es un turno médico. Posponer estas tareas puede ser una estrategia inteligente en post de una actividad más grande o esencial. Sin embargo, cuando se acumulan pueden provocar ansiedad, vergüenza o convertirse en una carga mental.
“Los pensamientos constantes y no solicitados de ‘debería hacer la tarea X’ también crean una sensación de vergüenza y una acumulación de ansiedad anticipatoria. Incluso los deberes manejables comienzan a sentirse abrumadores y sofocantes debido a su gran número”, señaló Lippe.
Cómo enfrentarlo: un método es realizar estas tareas en el momento si pueden concretarse en algunos minutos. Caso contrario, se puede realizar una lista de pendientes. “Esta estrategia brinda tranquilidad y seguridad de que eventualmente se abordará”, señaló el experto. Al tiempo que resaltó que disponer de 30 a 60 minutos por semana para completarlas permiten disminuir el estrés y la fatiga.
4. Deportes
Hacer deportes entretiene y nos permite “sacar la cabeza” de los problemas diarios. Sin embargo, realizar actividad física en exceso puede ser perjudicial para la salud física y mental. “Los fanáticos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias. Se puede sentir demasiado tristes, desmoralizados o eufóricos; y cualquier emoción fuerte suele ser extenuante”, indicó Lippe.
Cómo enfrentarlo: los expertos advierten que el mejor modo es ser consciente de estas emociones y detectar cómo remediarlas. “Si estás muy emocionado, pregúntate: ’¿Necesito tomar un descanso, un refrigerio, una ducha rápida… qué debo hacer para calmarme”?, explicó el psiquiatra.
5. Planificación
Controlar la realidad o qué hacer, organizarte el día a día, u ordenar tu jornada pueden ser aspectos necesario para la vida cotidiana y podrían permitirte enfrentar al estrés. Sin embargo, estar desbordado de obligaciones que deben realizarse en un momento determinado provoca, exactamente, un aumento de estrés, una suba de la ansiedad y problemas en la memoria y la velocidad de entendimiento de las tareas.
“Algunas personas pasan tantas horas haciendo horarios y listas que no son capaces de vivir conscientemente y disfrutar de su vida. Siempre están preocupados porque se atrasaron en esto, no pudieron ponerse al día con lo otro, y realmente no sienten autocompasión y gratitud hacia ellos mismos por lo que lograron ese día. Esto puede causar muchos sentimientos de tristeza, desmoralización o fatiga”, aseguró Lippe.
Cómo enfrentarlo: trata de no realizar planes con mucha antelación “porque la vida siempre está evolucionando y es importante ser flexible”. “Cuando las personas planifican a largo plazo, simplemente anticipan que todo en su mundo extraño funcionará como un reloj para alcanzar esa meta a tiempo. Un truco es planificar lo obligatorio”, recomendó el psiquiatra