Los lobos terribles o huargos habitaron el continente americano durante el Pleistoceno (entre 3,5 y 2,5 millones de años atrás). Se extinguieron al final de la última glaciación, hace unos 13.000 años. Según Colossal, estos animales eran hasta un 25 % más grandes que los lobos grises y tenían un pelaje claro y grueso -que recrearon en estos animales- y unas mandíbulas más fuertes.